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Gonzalo Pascual: del cielo al suelo

Con la muerte de Gonzalo Pascual se cierra la etapa de mayor crecimiento del Sector Turístico en España

lunes 02 de julio de 2012, 01:00h

La figura de Gonzalo Pascual, que pasó de ser el líder sectorial (con su socio Gerardo Díaz) como presidente del Consejo de Turismo de CEOE y copropietario de nuestro primer grupo turístico, a la ruina y el descrédito tras la quiebra de sus empresas, es glosada en este perfil, por el director de NEXOTUR.

Gonzalo ya no pudo más. El corazón de este audaz y cuestionado empresario se rompió a las cuatro de la madrugada del jueves día 21 de junio, a los 69 años de una vida tan intensa como agridulce. Falleció inesperadamente en su casa de Madrid, junto a su mujer Gelos y sus queridos hijos. De nada sirvieron los intentos por salvarle de los sanitarios del Samur, el servicio de urgencia municipal que creara un viejo amigo común, el concejal de Salud y Turismo de Madrid, Dr. Simón Viñals.

Para la opinión pública, Gonzalo Pascual era el copropietario del Grupo Marsans, protagonista de la mayor quiebra del Sector Turístico español. Además de socio al 50% de Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE caído en desgracia a causa de una debacle empresarial sin precedentes. Pero, pese al dramático desenlace de su aventura vital y empresarial, el perfil de Gonzalo Pascual merece mucho más que este epitafio lastrado por el fiasco de Marsans, AirComet y su grupo.

Conocí a Gonzalo Pascual (y a su socio y amigo Gerardo Díaz Ferrán) a fines de 1984, hace 28 años, en la antigua sede de Trapsa, cuando preparábamos la salida de una revista para agentes de viajes, Agenttravel, que creé en 1985, como director de proyectos y nuevas publicaciones de Tecnipublicaciones (el mayor grupo editorial de revistas profesionales), del que salimos Carlos Ortiz y yo en 1988, para crear el Grupo NEXO.

Gonzalo y él, al alimón, nos relataron, la génesis de su por entonces incipiente conglomerado empresarial, nucleado a partir de la pequeña flota de autocares de Trapsa, que fundara el padre de Gerardo.

Acababan de adquirir Viajes Marsans, la agencia más antigua de España, a raíz de su privatización por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, INI).

Gonzalo Pascual, con 40 años, era un hombre con un gran encanto personal. Tenía una enorme energía que expresaba a través de una mirada limpia e intensa. Impostaba la voz subrayando con gesto de determinación los argumentos serios, que salpicaba con constantes notas de cercanía. Acostumbraba a prestar una absoluta atención a su interlocutor en un ejercicio innato de seducción, siempre con una sonrisa amable con la que obsequiar. Era, en suma, el personaje magnético, sumamente educado, que presumía de palabra y puntualidad.  

Nadie habría imaginado entonces, ante el empuje de este joven tándem de jóvenes emprendedores, que apenas un cuarto de siglo después —precisamente el año en que Marsans celebraba su centenario— el holding empresarial que llegaría a ser líder del Turismo en España se derrumbaría como un castillo de naipes.

Mi socio Carlos y yo trabamos muy pronto amistad con Gonzalo y Gerardo. Y fuimos conociendo y tratando a sus esposas, Ángeles y Raquel, y sus hijos. En especial a dos: Ignacio Pascual de la Riva, vicepresidente ejecutivo de AirComet, y Gerardo Díaz Santamaría, director general del Grupo Trapsa. Les acompañamos en sus bodas, en el bautizo de sus hijos o el funeral de sus abuelos... Y en tan gratos como largos almuerzos, primero en el choco de Casa Julián de Tolosa y, durante más de una década, en Casa Lucio.

El último almuerzo con Gonzalo tuvo lugar a principios de año. Mostraba un ostensible deterioro físico y, aunque comió con apetito, reflejaba el sufrimiento por la pérdida "de todo" y muy especialmente por su familia y sus hijos, junto al desencanto por las traiciones de quienes habían considerado leales.

Le dolía que la Prensa, en la que tan generosamente habían gastado millones en campañas publicitarias, hubiese sido implacable con ellos, acelerando la quiebra de su grupo.    

Una vez más recordó las coincidencias entre nuestras respectivas empresas (salvando las grandes distancias), que tenían idéntica estructura accionarial (dos socios siempre a medias en todo) y nuestro compromiso pro Asociacionismo. Ellos en AEDAVE y ASINTRA primero (y después en CEOE y el Consejo de Turismo), que presidieron. Nosotros en AIPET y AEEPP, Asociaciones de Periodistas y Editores de Revistas, como vicepresidentes.

Tuvimos el privilegio de vivir de cerca (relatada en primera persona) su apuesta por el transporte aéreo, con la creación de Spanair, que nació coincidiendo con CONEXO. Al igual que la asunción del control de Aerolíneas Argentinas o la conversión de Air Plus en AirComet. Fuimos los primeros en acceder a los datos de sus empresas, que funcionaban de forma autónoma: "aquí cada palo ha de aguantar su vela", era la regla de oro de esta antítesis de grupo de integración vertical, a diferencia de su eterno rival Air Europa (hoy Globalia) de J. José Hidalgo. O la venta de Pullmantur, que les reportó 420 millones de euros en efectivo, descontadas la parte de los barcos que quedaba aún por pagar.

Compartimos las alegrías (creación de empresas) y tristezas (como las dificultades y venta a SAS de Spanair). Un crecimiento truncado por la nacionalización de Aerolíneas Argentinas, que marcó el principio del final de su gran aventura, al truncar las sinergias con AirComet.

Y el acceso de su socio a la presidencia de CEOE, que se posicionó con Esperanza Aguirre, perdiendo así el apoyo del Gobierno de Zapatero que, simplemente, les dejó caer.

El corazón de quien fuera líder del Empresariado Turístico español ya no pudo soportar más el trauma de esta caída desde lo más alto.

Descansa en paz, Gonzalo.