El proyecto contaba con un presupuesto estimado de 14 millones
Sin embargo, más de una década después de su planteamiento inicial, la situación dista mucho de lo prometido. El edificio original, que debía convertirse en un icono arquitectónico y dinamizador económico, permanece en ruinas, mientras que el Palacio de Exposiciones, una de las estructuras complementarias del complejo, se encuentra visiblemente deteriorado, con signos de abandono, suciedad acumulada y telarañas en su interior.
En lugar del centro de congresos proyectado, el espacio ha sido transformado en una plazoleta al aire libre, pensada para acoger eventos ocasionales. Una solución improvisada que refleja el desencanto con respecto a las expectativas generadas por el proyecto original. Este contraste entre la visión inicial y el resultado actual pone en evidencia una falta de planificación estratégica y de voluntad política sostenida para dotar a León de la infraestructura necesaria para competir en el sector MICE.
Lejos de consolidarse como polo de atracción para el turismo de negocios, León sigue sin contar con espacios adecuados para albergar eventos de gran envergadura, una carencia que limita su potencial de desarrollo económico y su posicionamiento en el mapa de destinos congresuales.