La cadena apuesta por una gastronomía de calidad basada en la cocina tradicional española; concebida y armonizada con una selección de vinos de calidad escogidos entre la diversidad de las distintas zonas vitivinícolas que ofrece nuestro país y con el objetivo de dar a conocer las variedades de las D.O. y las uvas más características de cada región, además de presentar una selección de los vinos de las mejores bodegas más cercanas a cada Parador.
Una propuesta que va a ampliar y enriquecer sustancialmente su bodega
Dentro de esta filosofía, la compañía se ha propuesto dar un paso más allá con una nueva carta que estará disponible a partir del 15 de junio. Una propuesta que va a ampliar y enriquecer sustancialmente su bodega y va a permitir ofertar globalmente a sus clientes en torno a un millar de etiquetas diferentes.
"Lo que pretendemos es apostar por dar a conocer al cliente la diversidad y variedad de zonas vitivinícolas y de vinos que tenemos en nuestro país, que tenemos una riqueza tremenda. E invitarle a disfrutar no solo de los vinos elaborados donde está enclavado el Parador, sino que descubra vinos de otras zonas, conozca vinos premiados y sensibilizarle con que, ahora que está tan de moda el territorio, hay uvas autóctonas casi extinguidas o muy poco conocidas que tenemos que recuperar”, explica Rosa Díaz, jefa de Restauración de Paradores.
La promoción de los vinos elaborados con variedades autóctonas en proceso de extinción que se están recuperando es una de las grandes novedades de la nueva carta de vinos de Paradores. Dentro de la decidida apuesta de la cadena hotelera pública por la sostenibilidad, la incorporación de estas referencias a su bodega pretende ayudar al entorno donde se ubican sus establecimientos a recuperar sus señas de identidad otorgando protagonismo a estas uvas “olvidadas”, como pueden ser la Bobal, en Utiel-Requena; la Bruñal, en los Arribes del Duero, la Rufete, en Salamanca; la Tempranillo Blanco, en La Rioja, o la Albillo, en Ribera del Duero.