Entre los motivos que han provocado este aumento, los especialistas aluden al cambio climático, al aumento de viajes comerciales y turísticos, y al insuficiente control e inspecciones de mercancías y equipajes. Y es que, las chinches, con sólo 5 milímetros de largo, con su característica forma plana, ovalada y de color marrón, son capaces de encontrar refugio en cualquier sitio para emigrar a lugares con temperaturas más templadas y continuar con su expansión
De ahí que se cuelen en costuras y pliegues de objetos transportados para llegar a un nuevo destino donde, además de confortabilidad encuentran alimento. Las costuras de sábanas y los colchones son para las chinches el mejor cobijo y restaurante pues, además de resguardarse, tienen la comida a mano, es decir, nuestros cuerpos mientras dormimos.
"El repunte más alto solicitando nuestros servicios para eliminar plagas de chinches, suele ser en períodos postvacacionales", según explican desde el proveedor Rentokil. Y normalmente no se equivocan, porque "cuando vamos a una casa, o a una empresa, siempre hay alguien que tiene picaduras de chinches, que aunque no transmiten enfermedades provocan malestar, por los sarpullidos y los eccemas" aseguran desde la empresa.
A pesar de que la presencia de chinches produce síntomas detectables, como manchas oscuras o negras en el colchón por sus excrementos, pequeñas manchas de sangre en las sábanas, olor desagradable que segregan, o la aparición de irritaciones y ronchas en la piel, es una plaga difícil de identificar, y aunque no se las vea, no significa que no estén ahí. Ante estos síntomas es conveniente acudir al consejo profesional puesto que, aunque no hay que alarmarse, sí es necesario estar alerta para evitar su propagación.