Ajustar los horarios de sueño con antelación puede marcar la diferencia
En muchas ocasiones, el trabajo para evitar el jet lag debe comenzar antes del propio viaje, ajustando los horarios de sueño desde antes de la partida de forma graudal para que el cuerpo comience poco a poco a acostumbrarse al nuevo horario. Esto, no obstante, no solo funciona para todo lo relativo a las horas de acostar y despertarse, sino también a la hora de comer, pues ayudará al cuerpo a adaptarse a la nueva rutina y a mantener así los niveles de energía que necesitará durante el desplazamiento.
Sin embargo, sobre todo para quienes se enfrentan a este tipo de situaciones por primera vez, esto puede ser difícil de llevar a la práctica, por lo que puede llegar a ser aconsejable contar con el asesoramiento de expertos en gestión de viajes. Dada la capital importancia que tienen muchas veces estos desplazamientos corporativos, contar con un plan personalizado para ajustar que el desfase horario no sea un problema es enormemente recomendable para poder cumplir con éxito los objetivos marcados.
Pequeños cambios en el destino
Una vez en el destino, hay también pequeñas decisiones con las que ayudar al cuerpo a familiarizarse a los nuevos hábitos. Por ejemplo, decantarse por comidas ligeras antes de dormir es una manera de propiciar un descanso más eficaz, llegando así en mejores condiciones al día siguiente.
De igual manera, el ejercicio físico es otra manera accesible de sincronizar el reloj biológico. Pese a que la agenda en estos viajes acostumbra a ser muy apretada, no es necesario dedicar mucho tiempo a esta rutina, pues bastan unos estiramientos una breve caminata para favorecer la adaptación al nuevo horario y ayudar al cuerpo a mantenerse más activo, lo cual sin duda será beneficioso de cara a todos los compromisos que este tipo de operaciones conllevan.