Ello porque integra parte de la muralla romana de Barcino, incluidos restos que datan del siglo I D.C.
La restauración y diseño arquitectónico del establecimiento han sido asumidas por el arquitecto Rafael Moneo en un proyecto "en el que se integrara y se pusiera en valor el patrimonio del edificio sin renunciar al diseño y la modernidad", y que se ha planteado "desde el máximo respeto a un patrimonio único, testigo de la historia de la ciudad", en palabras de la empresa.
Bajo la mirada de Moneo, los ambientes del hotel han sido creados con la intención de dejar la presencia histórica limpia pero sin caer en la pura propuesta historicista, al integrar patrimonio y elementos recuperados, con piezas de materiales nobles y mobiliario moderno cuidadosamente escogido.
El nuevo hotel, que abrió sus puertas en septiembre, ha creado una amplia oferta gastronómica que busca reflejar las raíces culinarias de Barcelona con una carta moderna firmada por el restaurador Josep María Massó.