Es evidente que el Turismo está superando los tres niveles de capacidad de carga de los destinos: ecológica, paisajística y perceptual. Por otra parte, está demostrado el efecto boomerang. Es decir, cuando un recurso resulta más accesible se acaba incrementando su consumo, a más intercambio económico, más huella medioambiental adicional.
Está también comprobado que una incorrecta regulación puede tener efectos adversos en el mercado. Si se restringe el alquiler vacacional, podría aumentar la venta de propiedades y una posible caída de su valor en el mercado.
El Turismo generado por la EC altera el perfil urbano, con una mayor concentración de pisos turísticos en el centro. Existen también, efectos relacionados con las infracciones e irregularidades de los usos urbanísticos como es la vulneración de los derechos de los propietarios y la degradación del mercado inmobiliario.
En el carsharing se produce una mayor contradicción: compartir coche reduce el tráfico pero el acceso fácil y barato a los automóviles ha reducido los viajes en transporte público; generando el aumento del número de vehículos.
Ha quedado de manifiesto una clara desinformación y la inexistencia de estudios neutrales. Pero también, es innegable que el desarrollo de la actividad turística permite aumentar la ocupación de la población y la creación de empleo en zonas inmaduras lo que puede considerarse como un hecho positivo. En conclusión, debemos seguir buscando formas de integración de estos modelos en clave de sostenibilidad turística y, poner en valor nuevas fórmulas, vinculadas a nuestro liderazgo; siendo capaces de generar una industria más generosa.