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TRIBUNA DE OPINIÓN / MÓNICA FIGUEROLA

Sostenibilidad y desarrollo turístico, nueva oportunidad para la convivencia

sábado 25 de febrero de 2017, 07:00h
La directora de Spaincares, Mónica Figuerola.
La directora de Spaincares, Mónica Figuerola.
La Asamblea General de la ONU ha aprobado la designación de 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Esta resolución es una oportunidad única ehistórica para colocar al Turismo en el lugar que se merece.
El Turismo es, en definitiva, una industria comprometida desde hace décadas, con la sostenibilidad y el desarrollo, pero este año, se convierte además, en un vehículo de cooperación y de integración global.
Hay pocos sectores con un impacto tan positivo tanto en las comunidades que se visitan

La actividad turística no sólo ha sido sensible durante años con la idea de ejercer un bajo impacto sobre el medio ambiente y la cultura local, sino que, el Turismo se ha consolidado, en las más diversas zonas del planeta, como la mayor contribución social generadora de ingresos y empleo para la población local. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos es, de hecho, uno de los tres objetivos vinculados al Turismo relacionados con la Agenda 2030 y uno de los 17 Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Son 17 objetivos con varias metas para acabar en 2030 con la pobreza y el hambre en el mundo, y por primera vez para dicho organismo internacional se hace en clave de sostenibilidad y teniendo en cuenta a la actividad turística y es que, en la actualidad, uno de cada once puestos de trabajo proviene del Turismo; convirtiéndose en uno de los principales sectores económicos mundiales.

El Sector Turístico es además, el sector económico probablemente más solidario, si entendemos al Turismo como una forma de viajar que se basa en el respeto de los viajeros hacia las personas y lugares que se visitan mediante un acercamiento más profundo a la realidad del país y un intercambio cultural positivo entre ambas partes. Además de contribuir al desarrollo económico de la zona y al asentamiento de la población, la industria turística ha fomentado desde sus orígenes, el consumo de productos de comercio justo y, colabora en proyectos de desarrollo socio-demográfico. En definitiva, hay pocos sectores con un impacto tan positivo tanto en las comunidades que se visitan, como en el propio viajero.

Es por ello, que este año debemos recordar a la sociedad, las bonanzas y externalidades positivas que el Turismo genera en las economías de innumerables países, en contra de aquéllos que lo denigran y, que han fomentado la aparición de un nuevo movimiento considerado recientemente, por algunos autores, como el efecto de la ‘turismo-fobia’.
El desarrollo turístico ha sido, desde mediados del siglo XX, la llave para la apertura del país

Frente a los detractores del Turismo, entre ellos algunos políticos demagogos y sin visión estratégica de destino, conviene recordar algunas cifras más que contundentes y, que además, ponen en valor las "luces y las sombras" de la estadística turística. Gracias a la reciente publicación de Frontur, la encuesta oficial que analiza el comportamiento de las llegadas de turistas extranjero en España, ya sabemos que durante el pasado año recibimos 75,56 millones de turistas. Es decir, siete millones más, un 10,3%, que el año anterior. Sin duda, se trata de un incremento espectacular. Un éxito que debe considerarse una verdadera proeza, ya que nos permite alcanzar una cuota en el mercado del Turismo internacional superior al 6%. Sin embargo, no podemos ser autocomplacientes, observando que los turistas aumentan el 10,3% y los ingresos bastante menos, en concreto solo el 7,15%, considerando la estimación en función de la balanza de pagos. Es, por lo tanto, el momento, al menos en España, de preguntarnos si realmente, se está procurando un crecimiento turístico sostenible en términos de crecimiento de la rentabilidad y de la competitividad de la oferta y, lo más importante, si hemos sido capaces de trasladar a la sociedad, las ventajas competitivas que el desarrollo turístico puede acarrear a la economía española. Probablemente, esta cuestión nos daría material para una profunda reflexión y una nueva temática para otra tribuna.

Lo que está claro es que el Turismo en el año 2017 tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas y por eso, en la actualidad, Turismo es sinónimo de sostenibilidad y de desarrollo. Turismo en España no sólo se asimila al concepto de crecimiento, como se ha reflejado en las cifras anteriores, sino que y, lo más importante, el desarrollo turístico nacional ha sido, desde mediados del siglo XX, la llave para la apertura social y cultural del país.

Por todos estos motivos, este año, y liderado desde la Organización Mundial del Turismo (OMT), 2017 se presenta como un periodo, especialmente, sensible con la cooperación y el entendimiento de los países a partir del desarrollo turístico, bajo un prisma geopolítico mundial, sin embargo, más complejo, tenso e incierto que nunca.

Reconociendo, por otra parte, que uno de los elementos clave en el crecimiento del Turismo español ha sido el incremento de las tensiones, precisamente, geopolíticas en algunos mercados competidores. De hecho, según un estudio de BBVA Research, las tensiones geopolíticas de los principales países competidores han sido las responsables de entre el 30% y el 36% del aumento de las pernoctaciones de extranjeros en el país en el 2016.

En conclusión, en este año de puesta en valor del Turismo como elemento integrador y de fomento de la sostenibilidad y del desarrollo, los agentes implicados, tanto de la esfera pública, como privada, deberían hacer un especial esfuerzo por interiorizar el mandato de la resolución de las Naciones Unidas e, intentar trabajar, desde la cooperación y desde la más estrecha coordinación, en la ejecución de políticas y buenas prácticas que mejoren la sostenibilidad de la industria, que fomenten el desarrollo socio-económico de los destinos y, que, en definitiva, generen bienestar en las sociedades receptoras, evitando tensiones estériles en la población local.

España como beneficiaria, en su crecimiento turístico más reciente, de la compleja situación mundial, además, debería asumir una doble responsabilidad. Por último, el Sector Turístico español, desde la máxima generosidad, debe compartir su expertise y su talento, para llevar la paz, la estabilidad, la educación y la igualdad a otros potenciales destinos turísticos, actualmente, golpeados por la violencia, el terrorismo, la guerra o la enfermedad.