Por un lado, el director de marketing y partenariado de Madrid Destino, Miguel Sanz, defiende que "la Administración está principalmente para apoyar a la iniciativa privada con medidas como mejorar la señalética, establecer un protocolo de conservación de los recursos o implementar la información de los mismos a través de las Oficinas de Turismo". Si bien puntualiza que "nunca para comenzar la explotación del mismo".
Su postura no ha sentado nada bien a los empresarios y profesionales asistentes, ya que creen que lo mejor es esperar a que sea el ente público el que implante el marco adecuado para comenzar a explotar un recurso perteneciente al Estado. "Hay edificios Patrimonio Nacional que aún no podemos utilizar para eventos privados, mientras que para presentaciones de ámbito público sí lo están", lamenta el director ejecutivo de la Asociación Española de Destination Management Company (DMC), Luis Díaz, quien asegura "no entender esta dicotomía excluyente".
Por su parte, el director general de Turismo de la Comunidad de Madrid, Joaquín Castillo, explica que el Gobierno autonómico ha creado la Asociación de Turismo de Madrid para, precisamente, "crear políticas de actuación conjuntas que tengan en cuenta las necesidades del empresariado bajo las premisas presupuestarias y legales con las que debe trabajar la Administración pública". Varias de estas acciones que se están llevando a cabo tienen como escenario principal el eje más turístico de España, conformado por las calles que van desde la Fuente de Cibeles hasta la Plaza de España de Madrid.
Otro de los asuntos que se ha puesto sobre la mesa, y que está de rabiosa actualidad, es qué hacer con los restos óseos de Miguel de Cervantes hallados en la iglesia de las Trinitarias de Madrid. Castillo recuerda que la potestad para explotar este hallazgo "no pertenece al Ayuntamiento ni a la Comunidad, ya que el recinto es de las madres trinitarias, por lo que la Administración solo puede esperar acontecimientos". Una postura que choca con la de los empresarios, que piden unas políticas de promoción mucho más agresivas, citando las que se han hecho en otros países como Francia, que sin grandes desembolsos económicos ha hecho que miles de personas vayan cada año a visitar la tumba de Antonio Machado en la localidad de Collioure.