Y, aunque la actividad está siendo algo más dinámica que la temporada pasada, hay que esperar a los puentes y la campaña de Navidad para hacer balance.
La temporada de verano ha tenido resultados positivos para la hotelería en términos cuantitativos (ocupación) más que cualitativos (rentabilidad), a causa del creciente deterioro del margen de beneficios. Buena ocupación, por tanto, en las costas e islas, gracias al mantenimiento de nuestros principales mercados (aunque baja Italia), y un notable auge de emergentes, como Rusia y países nórdicos. Tras un buen agosto, salvado por una última hora aupada por ofertas y reservas online, septiembre también está siendo un buen mes. Aunque preocupa el último trimestre. Cuestión aparte es la hotelería urbana (en especial por el desplome de Madrid) y de interior, cuyos resultados contrastan y mucho con la excelente marcha del sol y playa.
Con la excepción del arco mediterráneo, el transporte aéreo se ha visto afectado por el descenso de pasajeros y vuelos en muchos aeropuertos, muy especialmente en el hub Madrid-Barajas. Así, mientras a Air Europa y Vueling les ha ido bien, Iberia ha retrocedido en la T4 de Madrid, y las low cost Ryanair y EasyJet han reducido el 45% y 32%, respectivamente, su capacidad. En suma, el aéreo va bien allí donde el tráfico se nutre del receptivo, pero el problema es el emisor español, que está realmente mal en todas las plazas y Comunidades autónomas. A pesar del tráfico internacional, la cifra total de pasajeros lleva todo el año por debajo del ejercicio anterior.
Para el alquiler de automóviles, la temporada ha sido razonablemente buena, pese al exceso de oferta y la tasa balear, gracias a las costas y el receptivo. Con la caída de la rentabilidad como principal caballo de batalla.
Ante un panorama en el que predominan los claroscuros, el Sector no comparte el triunfalismo gubernamental y esa exhibición de año récord de la que hace gala el Gobierno de España, que destaca las luces e ignora las sombras.
Siendo comprensible que nuestro Gobierno difunda y maximice las buenas noticias que ofrece el Turismo, ante el pesimismo y el cansancio generalizados que provoca la evolución de nuestra economía y su efecto en el empleo, la realidad del Sector Turístico es tan poliédrica como agridulce. Cuando no absolutamente amarga, si está ligada al deprimido mercado emisor doméstico
Sin pretender amargar una de las escasa alegrías que ofrece nuestra maltrecha economía, junto a la buena marcha de las exportaciones y la Balanza de Pagos, el Sector tiene la obligación de transmitir a la Sociedad y a la opinión pública la realidad, con la máxima transparencia y rigor. Informando con rigor sobre una temporada que, en efecto, tiene luces... y no pocas sombras.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.