Esta optimización se llevará a cabo gracias a la sustitución de dos calderas de gasóleo de 1.266 kW de potencia (que existen actualmente) por tres calderas que utilizarán fuentes renovables como combustible. Concretamente, el combustible que se usará en esta instalación es hueso de aceituna, aunque estos dispositivos están preparados para poder quemar cualquier otro recurso biomásico.
Con una inversión de 384.000 euros, este cambio evitará la emisión de 792 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera, equivalente a lo que contaminan 325 vehículos en circulación.
Las nuevas instalaciones también están diseñadas para ahorrar energía, pues sólo se ponen en funcionamiento cuando sea exclusivamente necesario y en función del número de clientes hospedados en el hotel. Además, este tipo de energía renovable permite el funcionamiento de los distintos aparatos durante más de 540 horas seguidas sin necesidad de reponer combustible.