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Juan Molas ha sido reelegido por unanimidad para un tercer mandato como presidente de CEHAT

El nombramiento se produce en un contexto complejo para el Sector, que pide al Gobierno una revisión de su política

lunes 22 de octubre de 2012, 01:00h

Los miembros de CEHAT respaldan a su presidente. Juan Molas ha sido reelegido para un nuevo mandato, por lo que defenderá durante cuatro años más los intereses del sector hotelero. Su nombramiento ha contado con el apoyo de los 64 presidentes y secretarios de las Asociaciones miembros de la Confederación.

Juan Molas ha sido reelegido por unanimidad presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), permaneciendo en el cargo cuatro años más. Molas culminará así una trayectoria profesional que siempre ha estado vinculada al sector hotelero y turístico.

La elección ha tenido lugar durante la reunión del pleno electoral que se ha celebrado en el Hotel Eurostars de Madrid, en la que han estado presentes 64 presidentes y secretarios de las Asociaciones miembros de la Confederación.  Su candidatura, la única que ha concurrido a estos comicios, ha contado con el respaldo de todos los asistentes. El comité ejecutivo también estará compuesto por cuatro vicepresidentes: Javier García Cuenca, José Carlos Escribano, Joan Gaspart y Javier Illa, mientras que Luis Martí será el tesorero.

Incumplimientos del Gobierno

La reelección se produce en un "contexto complejo" para el Sector, que reclama "responsabilidad al Gobierno" a la hora de adoptar medidas que afecten a la capacidad del Turismo, "uno de los motores económicos capaces de crear empleo y contribuir a la economía de nuestro país", subrayan. En este sentido, desde CEHAT afirman que el recorte de la partida presupuestaria en Turismo, la subida de tasas aeroportuarias y del IVA, así como la disminución de ‘paquetes’ y estancias en el Programa de Vacaciones para Mayores del Imserso, constatan "diversos puntos de incumplimiento de promesas electorales". CEHAT considera que estas medidas no responden a una lógica económica, ya que "traerán consecuencias negativas para la rentabilidad de las empresas turísticas, dificultarán el mantenimiento de los puestos de trabajo y disminuirán la competitividad de España como destino turístico".