La Unión Europea (UE) ya tiene acuerdos para ceder los datos de los pasajeros aéreos a EE UU, Canadá y Australia, pero hasta ahora los europeos no contaban con un instrumento común para procesar esta información dentro de sus fronteras. Reino Unido dispone de un registro completo de datos de pasajeros como el de EE UU, mientras que otros países, entre los que está España desde marzo de 2007, usan sus poderes en materia de aduanas para recabar y guardar estos datos.
El principal escollo para lograr un acuerdo sobre la creación de un registro europeo, que obligaría a todos los Estados miembros a recoger la información de los pasajeros y conectar sus bases de datos, era el alcance de la nueva legislación. Finalmente, la propuesta de compromiso de la presidencia danesa que se ha aprobado cubre sólo los vuelos extracomunitarios, pero deja libertad a los Estados miembros para recabar información de rutas intraeuropeas.
El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha lamentado que el compromiso final no incluya todos los vuelos. También su homólogo británico ha reclamado que se abarque lo antes posible todos los vuelos, porque sólo el 25% del total van fuera de la UE.
Otro problema fundamental era el periodo de retención de los datos. La Comisión propuso que se guardaran durante un periodo de cinco años, aunque 30 días después de recogerse se borraría el nombre del pasajero. La mayoría de los Estados miembros consideran que los 30 días son insuficientes y, finalmente, se ha aprobado que durante los dos primeros años se pueda acceder sin limitaciones a la información y que sólo quede despersonalizada los tres últimos años.
De acuerdo con la propuesta de Bruselas las compañías aéreas estarán obligadas a entregar hasta 19 datos de los pasajeros aéreos a la autoridad nacional competente a la que designe cada Estado miembro. Ello tendrá un coste de 20 céntimos por pasajero para las aerolíneas, según la Comisión. Después, los países tendrían que compartir datos y los análisis de riesgo que se hagan a partir de ellos.