De ahí que el Sector deba estar de enhorabuena por partida doble. Primero, porque las agencias de viajes están representadas al máximo nivel en la cúpula del Empresariado turístico español y, por tanto, se coloca en una excelente posición desde la que velar por los intereses de todos los agentes, incluidos los independientes, pymes y microempresas.
Y, en segundo lugar (aunque merecería estar el primero) por haber consensuado la figura del líder sectorial. Porque también el Sector de agencias, al igual que los hoteleros o ahora el Consejo de Turismo, necesita hablar con una sola voz, y que el Gobierno y la Sociedad tengan un único interlocutor, evitando la peligrosa dispersión que genera la falta de unión.
Gallego tiene ante sí la gran responsabilidad de representar a todos los agentes, pero para ello necesita que la unificación de las Asociaciones sectoriales sea un hecho. Sólo cuando los órganos de gobierno de los agentes piensen y actúen como uno, el líder tendrá unos objetivos plenamente coincidentes que transmitir y defender ante quien sea.
Afortunadamente, la unidad de la cúpula empresarial es el preámbulo de la ansiada unidad asociativa.