Los esfuerzos por conseguir clientes para llenar las habitaciones no han sido suficientemente efectivos y los precios tampoco han logrado mantener el nivel de temporadas anteriores. Así, mientras agosto de 2019 obtuvo un ingreso medio por habitación disponible (revpar) de 65,83 euros, en esta ocasión este indicador se ha quedado en 53,30 euros; esto es, 15,53 euros menos. La rentabilidad de los establecimientos se ha situado sensiblemente por debajo de los niveles que permiten asegurar su sostenibilidad. La procedencia de la demanda turística ha sido mayoritariamente nacional (78,9%), frente a un 21,1% de viajeros llegados de fuera de nuestras fronteras.
La procedencia de la demanda turística ha sido mayoritariamente nacional
Los únicos eventos que han conseguido animar las reservas han sido los partidos de fútbol disputados por el Elche C.F. en los últimos compases de la liga, que permitieron altas ocupaciones en algunos establecimientos. Sin embargo, las restricciones y recomendaciones negativas de viaje hacia España han supuesto un freno a la clientela internacional que la demanda doméstica ha sido incapaz de suplir.
La incertidumbre se mantiene
La evolución de la situación sanitaria tras el periodo vacacional va a determinar en buena medida los resultados de septiembre. Tradicionalmente en este mes se produce una progresiva sustitución del cliente vacacional por el cliente de negocios, congresos y eventos, pero en esta ocasión la incertidumbre es máxima debido a las incógnitas derivadas del Covid-19 y su impacto en todo tipo de segmentos de demanda.
A pesar de ello, AETE considera que no debe darse por perdida la batalla y es necesario, tal vez más que nunca, apostar por una gobernanza turística basada en el consenso entre las administraciones y el sector privado que permita obtener la máxima efectividad en las acciones emprendidas. Del mismo modo, es imprescindible arbitrar medidas que aseguren la supervivencia de los negocios y del empleo turístico en el corto y medio plazo.