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TRIBUNA DE OPINIÓN / MARCEL FORNS

Termina el viento de cola. ¿Y ahora qué?

sábado 15 de diciembre de 2018, 07:00h
Marcel Forns es director general de GEBTA España.
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Marcel Forns es director general de GEBTA España.
En la Convención anual de GEBTA, que reunía a más de 140 altos directivos del sector de los viajes, la organización empresarial se centraba en analizar y debatir de la mano de consultoras, empresas y clientes, el cambio de contexto económico, su impacto en la dinámica de los viajes corporativos, así como las palancas de crecimiento en entornos de transición.
En otras palabras, revisar las estrategias sectoriales, gestionando el escenario macroeconómico de menor aceleración, con el objetivo de poder continuar impulsando el desarrollo de las actividades exportadoras y comerciales de las empresas que, a falta de cierre definitivo, se movería en 2018 en términos similares a los últimos ejercicios, con un crecimiento en torno a un 5% en la intensidad viajera o número de desplazamientos.
La tendencia al alza de los precios de los servicios incide en los presupuestos de los viajes


A diferencia de la situación que los viajes de negocio han vivido estos últimos años, el año 2019 anticipa algunas sombras que, en mi opinión, empresas y Travel Management Company (TMC) deberían tomarse muy en serio, a la hora de enfocar el próximo ejercicio, y, seguramente, también los que le sigan. Y es que en 2019 confluyen, como mínimo, tres factores que suponen cambios relevantes en el contexto en el que se mueven los viajes de negocio. Conviene tenerlos bien presentes por los efectos que pueden ejercer sobre las políticas de viajes de las corporaciones.

El primero de estos factores tiene que ver con la clara ralentización de la economía mundial. Hace tan sólo unas semanas el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisaba a la baja las previsiones de crecimiento económico para los años 2018 y 2019. Y lo hacía casi sin excepciones en todas las áreas geográficas, también en España.

Tensión comercial

El segundo elemento a considerar tiene que ver con la tensión comercial, que ejerce de acelerador del menor crecimiento global, pero que tiene una dinámica propia, derivada fundamentalmente de la agenda comercial del presidente de los Estados Unidos. Los efectos más visibles de dicha agenda son las políticas de aranceles entre Estados Unidos y China o la Unión Europea (UE), pero también la revisión de los acuerdos y convenciones internacionales o la renegociación de tratados como la North American Free Trade Agreement (NAFTA), que reflejan escenarios más proteccionistas, con mayores barreras de entrada para determinados productos, y en definitiva, una menor globalización y apertura de los mercados.
Las empresas a corto plazo mantendrán la dinámica viajera por necesidad e inercia


Finalmente, a este contexto se viene a sumar un tercer factor, que incide directamente en el presupuesto de los viajes de las corporaciones, como es la tendencia al alza de los precios de los servicios (aéreo y de alojamiento básicamente) en buena parte de las áreas geográficas y de modo particular en aquellos mercados a los que se desplazan principalmente las empresas españolas, como es el caso de Europa, o en los que los viajes habían experimentado mayores tasas de crecimiento en los últimos años (Asia). Un reciente estudio de American Express Global Business Travel (GBT) prevé de hecho que ya para el 2018 el gasto en viajes de empresa en España habrá crecido cerca del 7%, cuando hasta la fecha, el indicador del gasto siempre había ido por detrás del incremento de la intensidad viajera o, en otras palabras, del número de viajes de las corporaciones.

Ante este escenario, caracterizado por un menor crecimiento mundial, mayores barreras comerciales y costes a la alza, la principal pregunta que cabe formularse es ¿cómo van a comportarse las empresas españolas? Y, por extensión, ¿cómo deben reaccionar las TMC para poder seguir contribuyendo a dinamizar la actividad exportadora de las empresas, que tan buenos réditos ha generado en los últimos años?

Seguirán viajando

A la primera pregunta creo que podemos responder de manera relativamente rotunda: las empresas no van a dejar de viajar por el contexto económico ni por el hecho de que sepan que el coste de los servicios va a crecer, sino que tenderán a mantener en el corto plazo la dinámica viajera por necesidad e inercia; porque han interiorizado el valor del viaje como palanca —competitiva— de crecimiento y no pueden permitirse dejar de viajar. Pero a la vez, en un entorno de costes al alza y menor retorno de la inversión (hay más barreras que van a dificultar el retorno de la actividad comercial), también es previsible que incrementen la presión para contener los costes y maximizar el Retorno de la Inversión (ROI )de la partida de viajes. Esta hipótesis nos sirve para responder a la segunda pregunta: ¿Cómo deben comportarse las TMC? Pues como espera de ellas el cliente. Y esto sitúa a las TMC en un escenario en el que va a ser fundamental, entre otras, la capacidad de contribución a los objetivos de contención de costes.

Llegados a este punto, cabe preguntarse, ¿cuáles deberían ser los drivers en los que basar la estrategia de gestión del presupuesto en 2019? En mi opinión, dos son los que las TMC y las empresas deberían considerar de modo preferente.

El primero de ellos es la capacidad tecnológica para acceder a todo el inventario de los proveedores; un inventario cada vez más fragmentado, menos transparente y más volátil, por efecto de la intervención de elementos como la irrupción del New Distribution Capability (NDC) y la consiguiente voladura del principio del full content, o el cambio de las políticas tarifarias en el ámbito del alojamiento, cada vez más orientado al dynamic pricing, entre otros.

Contención de gastos

A falta de capacidad para negociar tarifas con todo el portafolio de proveedores, o por efecto del desequilibrio de las partes negociadoras, o la simple inercia alcista del mercado, el segundo gran driver para el 2019 debiera ser la gestión de los costes ocultos directos e indirectos. Es justamente en este apartado donde las TMC y las empresas disponen de mayor recorrido para conseguir una mayor contención del gasto.

Ambas opciones, la integración de la totalidad del inventario para obtener la mejor tarifa lógica posible, y la reducción de los costes ocultos, ponen indefectiblemente en el centro del tablero a la tecnología y la digitalización.

Pero de su buena implementación dependerán, no sólo la mayor contención del gasto, sino dos principios que tienen todavía más relevancia para las empresas: la capacidad de mantener la dinámica viajera de las compañías españolas —la intensidad y frecuencia del viaje— por un lado, y mayor disponibilidad de recursos para continuar desarrollando las políticas de seguridad y prevención en viajes. En definitiva, reflexiones a tener en muy cuenta, de cara al ejercicio que en breve vamos a estrenar.