En la actualidad el aeropuerto londinense produce 6.000 toneladas de CO2 al año, de las cuales la mayor parte provienen del consumo eléctrico y de gas, por lo que sus iniciativas adoptadas para la neutralización de emisiones se centran en la reducción del consumo energético. Entre otras medidas, ha instalado equipos de baja potencia con modo de espera, así como detectores de movimiento para activar y desactivar los paneles de iluminación en las distintas zonas del aeropuerto según se necesite. London City Airport también ha invertido en un nuevo sistema de gestión de las instalaciones que permite controlar centralmente tanto la temperatura como la iluminación de todas las áreas de acceso al público.
Su director de Operaciones Técnicas, Gary Hodgetts, afirma que "obtener esta certificación es un logro muy alentador para nosotros que nos motiva aún más en nuestro continuo esfuerzo para reducir nuestras emisiones de CO2". London City Airport es el cuarto aeropuerto británico en obtener esta certificación.