www.nexotur.com

Turismo y geopolítica: el impacto de las tensiones internacionales

Turista durante su viaje.
Ampliar
Turista durante su viaje.

Una guerra, un atentado o una crisis sanitaria son capaces de frenar en seco las reservas y reconfigurar los flujos en cuestión de días.

viernes 12 de septiembre de 2025, 07:00h

Departamento de Análisis de grupo Prensamedia

El Turismo, termómetro de la estabilidad

El Turismo es uno de los sectores más vulnerables a los vaivenes de la política internacional. Una guerra, un atentado o una crisis sanitaria son capaces de frenar en seco las reservas y reconfigurar los flujos en cuestión de días. La invasión rusa de Ucrania o el repunte de tensiones en Oriente Medio son ejemplos recientes que han sacudido al Sector. Europa, primer destino mundial, se enfrenta al reto de preservar su imagen de seguridad mientras busca nuevos mercados para sostener su liderazgo.

Ucrania: caída del mercado ruso y giro hacia América

El conflicto en Ucrania ha tenido un impacto inmediato en destinos que dependían del Turismo ruso, como Turquía, Chipre, Grecia o la propia España. Con las sanciones internacionales, las restricciones aéreas y el desplome del rublo, el mercado ruso prácticamente desapareció.

Pero el efecto va más allá de las cifras: la percepción de inseguridad en el Este de Europa ha obligado a países fronterizos como Polonia o los bálticos a lanzar campañas específicas para desligar su imagen del riesgo bélico.

La respuesta de muchos destinos ha sido mirar al otro lado del Atlántico. Estados Unidos y América Latina ganan peso como emisores estratégicos, con un perfil de visitante de mayor gasto y estancias más largas. España, Francia e Italia refuerzan la promoción cultural y gastronómica en esas regiones.

Oriente Medio: la inestabilidad vuelve a golpear

La guerra en Gaza, la inestabilidad en Siria o las tensiones en el Golfo afectan a la conectividad aérea y encarecen seguros y rutas. Cada repunte de violencia reaviva la desconfianza de los viajeros, con cancelaciones inmediatas.

Europa ya ha aprendido esta lección. Los atentados en París en 2015 o en Bruselas en 2016 dejaron claro que la seguridad es una condición indispensable para la competitividad turística. Hoy, un incidente viralizado en redes puede desinflar las reservas de un destino durante semanas.

El impacto también se deja sentir en la ribera sur del Mediterráneo. Cuando Túnez, Egipto o Marruecos atraviesan episodios de inestabilidad, los turistas europeos buscan refugio en destinos como España, Grecia o Portugal, que refuerzan su papel como “puertos seguros” en tiempos convulsos.

Mercados emisores en transformación

El mapa global de viajeros está cambiando. China, que antes de la pandemia se perfilaba como la gran potencia emisora, sigue sin despegar. A la debilidad del consumo interno se suman los altos costes de los vuelos y la lenta normalización de visados.

En contraste, Estados Unidos y América Latina muestran un vigor inesperado. La fortaleza del dólar y la consolidación de rutas transatlánticas han convertido a Madrid, Lisboa o Roma en polos de atracción para este visitante de alto gasto.

Mientras tanto, el Turismo intraeuropeo se mantiene como el gran colchón de resiliencia. Durante la pandemia demostró su valor y, aún hoy, garantiza un flujo estable de visitantes, aunque con menor rentabilidad que el viajero intercontinental.

Europa busca blindar su resiliencia

Los destinos europeos no permanecen pasivos. Varias estrategias marcan la hoja de ruta para navegar en un entorno incierto:

  • Diversificación de mercados: reducir la dependencia de un solo país emisor y repartir riesgos.
  • Comunicación de seguridad: proyectar una imagen de confianza mediante campañas, protocolos visibles y cooperación internacional.
  • Fomento del Turismo doméstico: el viajero nacional representa un ancla en tiempos de turbulencias.
  • Digitalización y flexibilidad: herramientas para monitorizar reservas, facilitar cancelaciones y adaptarse al cliente en tiempo real.

Conclusión: un Sector siempre en la primera línea

Turismo y geopolítica forman una pareja inseparable. Cada crisis internacional, desde una guerra a una alerta sanitaria, deja huella inmediata en las reservas. Sin embargo, Europa parte con ventaja: su atractivo cultural, su red de infraestructuras y la multiplicidad de mercados emisores le permiten capear mejor las tormentas.

La clave para el futuro será anticiparse. Diversificar, comunicar seguridad y apostar por la resiliencia marcarán la diferencia entre los destinos que logren mantener su atractivo y aquellos que queden atrapados en la volatilidad global. En un mundo inestable, el Turismo seguirá siendo el primer termómetro de las crisis… y también un motor de recuperación.

Copyright todos los derechos reservados grupo Prensamedia.