El exministro de Turismo ha protagonizado una gran polémica por su designación como director ejecutivo del Banco Mundial, cargo al que se vio obligagado a renunciar tras el escándalo generado ante la opinión pública. A la dimisión provocada por su desmentido al aparecer en los papeles de Panamá como titular de una cuenta bancaria en un paraíso fiscal, se suma ahora la renuncia al puesto en el Banco Mundial remunerado con 1.000 euros por jornada laboral.
