A juicio de Soria la oferta alojativa está "anticuada, obsoleta y no es competitiva", defendiendo que ante este panorama existen "dos soluciones". Por un lado que "se pudra, y que a 100 kilómetros el turista encuentre mejor oferta más barata y con más facilidades" y, por otro, que con el marco normativo que regula este tipo de proyecto se "flexibilice y adecúe para favorecer la renovación".
Para el consejero, el primer problema de los alojamientos isleños es la "falta de calidad". Un instruumento que se va a convertir en la "apuesta del Gobierno", al tiempo que afirma que, junto a esta carencia, sobran a su vez "regulaciones e intervencionismo".