Las guerras actuales o el COVID-19 son algunos de los últimos casos que han afectado a toda la cadena de valor. Ante ello, la ETC quiere dotar a los destinos europeos y a sus socios de las herramientas necesarias para afrontar las complejidades de estas crisis.
La resiliencia, la base sobre la que se construya el futuro del Turismo
Las pandemias, las tensiones geopolíticas o los fenómenos meteorológicos extremos son algunas de las situaciones que enfrenta el Sector Turístico europeo en la actualidad, tal y como señala el informe de la ETC 'Crisis en el Turismo: impactos y lecciones de los destinos europeos', el cual también afirma que esta industria está cada vez más expuesta a la vulnerabilidad ante las crisis debido a su mayor interconexión mundial. Precisamente, desafíos recientes como el COVID-19 o la actual guerra en Ucrania han demostrado que los destinos europeos deben estar preparados para amenazas complejas y a largo plazo.
Al ser un Sector global e interconectado con cadenas de suministro complejos y una elevada proporción de pymes, este es más susceptible a una amplia gama de riesgos. Ante ello, Miguel Sanz, presidente de la ETC, asegura que “la resiliencia ya no es un lujo sino una necesidad, una base sobre la que debe construirse el futuro del Turismo”. Mejorando las capacidades de gestión de crisis, según Sanz, se puede garantizar que “el Turismo europeo no solo sobreviva, sino que prospere frente a los desafíos futuros”. En este sentido, la Comisión Europea de Turismo tiene como objetivo dotar a los destinos europeos y a sus socios de las herramientas necesarias para afrontar las complejidades de la gestión de crisis de manera eficaz.
Una de estas complejidades es, sin duda, el riesgo climático ya que afecta a una gran cantidad de elementos, entre ellos la seguridad energética y alimentaria, los ecosistemas, la infraestructura y los recursos hídricos. Además, los patrones climáticos en todo el continente son cada vez más impredecibles: algunas regiones se enfrentan a olas de calor y sequías, mientras que otras sufren inundaciones generalizadas. Por lo que, el afrontamiento de estas situaciones se debe comenzar a estudiar ya para intentar prevenir todos los perjuicios posibles.
En el caso español, tras las diferentes olas de calor acontecidas el pasado verano de 2023, la Secretaría de Estado de Turismo aseguró que son "muy conscientes" del valor que van a tener los datos en la gestión de los destinos. En este sentido, el Gobierno está desarrollando una Plataforma Inteligente de Destinos que permitirá generar y compartir información sobre diferentes cuestiones turísticas, además de realizar encuestas a los viajeros.
"La investigación y los datos sobre percepción de cambio climático son aún muy incipientes en el planeta y España quiere ser pionero en la construcción de herramientas que permitan la toma de decisiones basadas en la tecnología", añadieron. Sin embargo, más allá de esta cuestión, su compromiso es que el país sea líder en Turismo sostenible: "Ese es el objetivo de los 3.400 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para la modernización y la competitividad del Sector Turístico, de los cuales 1.858 millones se destinan a proyectos que buscan impulsar la sostenibilidad ambiental de los destinos, lo que incluye planes de mitigación y adaptación al cambio climático”.
Riesgos y soluciones
No obstante, los destinos europeos también dependen en gran medida de infraestructuras complejas, que incluyen redes de transporte, instalaciones de alojamiento y atracciones turísticas. Y no debe olvidarse que este Sector es vulnerable a la inestabilidad política, las disputas fronterizas y los conflictos internacionales. Todos estos factores contribuyen a posibles incertidumbres y perturbaciones en los viajes por Europa.
Teniendo esto en cuenta, la ETC aconseja que las organizaciones nacionales de Turismo, claves en estos procesos, pasen por cuatro fases durante la gestión de una crisis: preparación, respuesta, recuperación y resiliencia. La primera se centra en identificar los riesgos existentes, crear protocolos de comunicación y planes de gestión; la segunda se basa en clarificar exactamente lo que ha pasado, activar las estrategias de gestión y apoyar a los stakeholders para que comprendan toda la información; la siguiente gira en torno a la evaluación del impacto de la crisis y la monitorización de la efectividad del plan de recuperación; en la última fase, se trata de entrenar para futuras crisis e invertir en productos que garanticen una mejor gestión de estas.
Por último, la ETC señala que las organizaciones nacionales de Turismo deben coordinarse de la mejor manera posible con las autoridades regionales, las empresas de viajes, los centros de transporte y otras partes interesadas, al tiempo que proporcionan información clara y concisa a los visitantes. Por tanto, deben actuar como comunicadores confiables, coordinadores de alto nivel y mediadores sectoriales, además de monitorizar la seguridad de los visitantes y la reputación del país, junto con el control de la desinformación.