Virginia Luque, historiadora y patrimonialista; Manuel Pimentel, escritor y editor de Almuzara; y Antonio Cuesta, director editorial de Almuzara, son los autores de la obra, impulsada por el Palacio de Congresos, la Diputación de Córdoba y con el patrocinio de Grupo PACC. A través de un riguroso análisis, una exhaustiva documentación, una selección de entrevistas y la incorporación de material fotográfico, este ensayo histórico multicontextual permitirá descubrir aspectos hasta ahora desconocidos del Palacio.

En el acto de presentación, Juan Salado, CEO del Palacio de Congresos de Córdoba, destacó que con este libro les ofrecemos las llaves de este Palacio, que permitirán a los ciudadanos acceder a las distintas etapas de su pasado desde 1516. El adjudicatario acentuó que con este proyecto que presenta el patrimonio desde otro punto de vista, se da un pequeño primer gran paso para la puesta en valor de un bien de interés cultural para la ciudad.

Por su parte, el presidente de Diputación de Córdoba, Antonio Ruiz, señaló la capacidad del Palacio de Congresos en estos 500 años de vida por haber sabido adaptarse en cada momento a la realidad de Córdoba y que en la actualidad sigue jugando un papel fundamental en el desarrollo económico y turístico de la ciudad. Al acto ha asistido también Eduardo Ortega, presidente del grupo PACC, que puso en valor el trabajo realizado por los autores y señaló la vinculación de su empresa en distintos ámbitos de la provincia, como el deportivo o el cultural, destacando el apoyo a la consecución de este libro

Dos años de investigación

Virginia Luque, coautora junto a Manuel Pimentel y Antonio Cuesta, ha explicado el proceso de investigación que han desarrollado para la consecución de la publicación, publicada por la editorial Almazara. Los autores han llevado a cabo durante dos años un riguroso proceso, compilación, análisis e indagación de fuentes documentales, históricas, literarias, arqueológicas, arquitectónicas y artísticas.

Los siete capítulos que componen la obra irán descubriendo los valores que configuran la idiosincrasia de este bien de interés cultural de 3000 metros cuadrados, apunta la coautora, centrándose no sólo en su valor arqueológico o artístico, también en nombres de personas, profesionales o ilustres huéspedes ya que, en definitiva, todos ellos han contribuido al momento presente al que hoy llegamos.