De 463 personas que asistieron al concierto del 12 de diciembre en la sala Apolo de Barcelona -con mascarilla obligatoria, flujos controlados de asistentes...-, ni tan solo una se infectó de Covid-19.
Los asistentes fueron a la sala con un test de antígeno negativo hecho el mismo día y una PCR previa y, ocho días después, ninguno de ellas dio positivo. En cambio, sí que se infectaron dos de las personas del grupo de control (otras 496 que no entraron al concierto). Una de ellas dio positivo a los tres días del concierto y la otra, en la prueba de seguimiento que se les realizó a los cerca de mil participantes, de entre 18 y 59 años, a los ocho días. Todos ellos llevaron durante una semana una vida completamente normal, tan solo siguiendo las obligaciones sanitarias normales contra la pandemia, ningún cuidado específico más.
En el concierto se cantó, bebió y bailó y hasta se podía fumar en otra área específica. De hecho, los asistentes creen que se comportaron con normalidad, según un cuestionario al finalizar el evento, aunque los investigadores han recordado que siempre hay un cierto sesgo de comportamiento en este tipo de ensayos. ¿Puede ser exte experimento el reinicio del MICE, congresos médico-científicos, shows y similares, así como del turismo y hostelería?